Es el que nace antes de las 37 semanas de gestación. Los problemas de este bebé se centran en la dificultad para adaptarse al medio extrauterino por su inmadurez y su bajo peso, ya que el mayor crecimiento se experimenta en las últimas 8 semanas de embarazo. Cuanto más pequeño e inmaduro, mayores son los riesgos de enfermedades del bebé.
Los sistemas respiratorio, nervioso, digestivo, renal, inmunológico y la visión pueden estar comprometidos, siendo el respiratorio uno de los más afectados. Los pulmones, para poder funcionar correctamente y realizar el intercambio de oxígeno hacia los tejidos del bebé, necesitan una sustancia llamada surfactante, que impide el colapso de los alvéolos pulmonares. El bebé prematuro tiene poco surfactante y esto le impide llenar sus pulmones con el aire ambiental. A este problema se lo denomina síndrome de membrana hialina. Básicamente el bebé no puede expandir sus pulmones y respirar por sí solo. Se le debe administrar surfactante artificial y soporte respiratorio con aparatos especiales.
El aspecto físico de los bebés prematuros es característico. Presentan una cabeza grande, desproporcionada con respecto a las extremidades, tienen una piel muy fina y brillante que transparenta las venas y arterias superficiales, la masa muscular es pobre, con las palmas de las manos y plantas de los pies enrojecidos y con pocos surcos. Los genitales están poco desarrollados con los testículos todavía sin descender hacia el escroto y en las niñas, los labios mayores no cubren a los menores.
El cuidado posterior al nacimiento no puede realizarse en casa ya que necesitan atención especializada, brindada por personal entrenado, y vivir en una cunita particular llamada incubadora. Esta actúa como un útero transitorio del bebé que lo mantiene con el calor necesario (tiene una temperatura constante de 30 grados y una humedad de 80-90%).
El alimento ideal es la leche materna, preparada para aportarle al bebé los elementos nutritivos y anticuerpos que todavía no puede generar. Por lo general el bebé no tiene la fuerza necesaria para succionar y debe ser alimentado por un tubito llamado sonda naso-gástrica que se acopla a una jeringa que contiene leche materna extraída con un sacaleche.
Es importante es valorar el tono muscular, estado de alerta, y respuesta a distintos estímulos. Los padres deben ser pacientes, los bebés prematuros son especiales y tienen su propio ritmo de adaptación. La mejor forma de ayudar al bebé es demostrarle amor, acompañándolo, hablándolo, permitiendo que perciba su presencia con todos los sentidos.
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