sábado, 5 de marzo de 2011

LA INCONTINENCIA EN EL ADULTO. Una carga que se lleva en silencio.

La incontinencia del adulto es la pérdida del control de la vejiga y/o intestino. No se trata de una enfermedad, sino de un síntoma de alguna otra cuestión, y puede ser temporal o permanente. Afecta mayormente a las mujeres (70% mujeres, 30% hombres).
Puede producirse durante y/o después de un embarazo; por infecciones urinarias; por obstrucciones en la vejiga; menopausia; escasa movilidad; estreñimiento frecuente.
Hay tres tipos: leve, cuando se trata de una pérdida ligera de orina; moderada, cuando la pérdida de orina es frecuente pero en poca cantidad; o fuerte, cuando la pérdida de orina es elevada, o también en casos de incontinencia de materia fecal.
La incontinencia, además, puede ser: de esfuerzo (pérdida cuando se tose, o se ríe o se realiza esfuerzo físico); de urgencia (generalmente causada por "vejiga hiperactiva", que se contrae antes de que se pueda controlar, en personas que padecen constipación, lesión en la columna, párkinson, esclerosis múltiple); mixta (cuando se manifiestan las dos anteriores al mismo tiempo); por rebosamiento (cuando la persona no percibe la sensación de la necesidad de evacuar); por medicación (puede ser causada por medicamentos que, como efecto secundario, relajan músculos o bloquean señales de la vejiga al cerebro).
Es una situación muy difícil de aceptar para la persona que la padece, quien generalmente la siente como una carga que lleva en silencio y secreto, y que le provoca mucha vergüenza.
Es por ello que, ante la presencia de éste síntoma, se debe brindar todo el apoyo y contención a quien lo sufre. Y, si es uno quien padece la incontinencia, es importante saber que no se está solo, que hay muchas personas y de distintas edades quienes también se ven afectadas, y que, en la actualidad, existen numerosos productos que ayudan a sobrellevar esta situación de la manera más discreta y cómoda posible.

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