miércoles, 1 de junio de 2011

¡A COMEEEEER!

Durante los primeros meses de vida, el bebé va a alimentarse exclusivamente de leche, preferentemente materna.
Ya todos conocemos los beneficios de la lactancia materna: ésta es la indicada; precisamente, está "fabricada" exclusivamente para él y le aporta los nutrientes necesarios, que lo protegen de varias enfermedades. Dar el pecho también ayuda a la mamá, ya que de esta manera el útero recupera su tamaño con más rapidez.
Por supuesto, que no siempre la mamá puede amamantar a su niño. En este caso, vienen leches especiales para los primeros meses de vida.
Pero, ¿qué pasa cuando llega la hora de la primera papilla?
Alrededor de los 5 o 6 meses, el bebé ya va a estar listo y va a necesitar la incorporación de otros alimentos para completar su crecimiento y nutrición. Más allá de la ansiedad que puede generar este momento, no hay que apurarse, y se deben escuchar todas las recomendaciones que nos hace el pediatra.
La primer comidita del niño, inicia una etapa en la que estaremos acostumbrándolo a la incorporación de estos alimentos semisólidos. Le podemos preparar purés de verduras como papa, zanahoria, zapallo; o de frutas, como manzana y banana. Según varios pediatras, conviene comenzar con las verduras, ya que, de esta manera,el bebé se irá acostumbrando a sabores que no son dulces, y será más fácil que acepte luego otros alimentos.
Es importante tener en cuenta que la correcta alimentación es un hábito, y que podemos comenzar a generarlo en nuestro niño desde el principio.
El horario debe ser aquel en el que la mamá o el papá, o quien vaya a alimentarlo, estén tranquilos, con tiempo y relajados.
Luego de esta primera etapa, se irán incorporando otros alimentos, como flanes, postrecitos, cereales, carnes rojas y blancas bien cocidas. Hay que tener en cuenta que hay ciertas comidas que pueden producir alergia, como el pescado, la frutilla, el huevo, por lo cual no es conveniente que nuestro niño los ingiera hasta después del año. Por otro lado, tampoco es aconsejable darle miel, ya que ésta, si es fresca y sin pasteurizar, puede transmitir enfermedades.
Por supuesto que siempre hay que consultar al pediatra. Él es quien sabe y quien conoce a nuestro niño, y nos guía y acompaña en esta hermosa etapa.