martes, 17 de mayo de 2011

La panza de mamá.


La llegada de un nuevo hermanito, es, por supuesto, todo un acontecimiento. Pero, a veces, los papás, no saben cual es la forma correcta de actuar ante el niño. ¿Cuándo contarle?, ¿cómo contarle?, ¿hay que prepararlo de alguna manera?
Por supuesto que aparecer de un día para otro con un bebé en la casa no es lo aconsejable, y, según la edad del niño, se lo puede involucrar en mayor o menor medida en la llegada de su hermanito.
Si se trata de un peke muy pequeño, no va a darse cuenta de la situación, incluso aunque vea a su mamá bastante más panzona. En cambio, si ya pueden comprender, notarán el cambio y la "revolución" en el hogar. Entonces, y en la medida que la curiosidad del niño lo requiera, es importante integrarlo a esta etapa.
Es aconsejable hablarles del embarazo luego de que pasa el período de riesgo de pérdida, explicandole sencillamente la situación. Se pueden compar libros con ilustraciones de las distintas etapas del embarazo, e ir siguiendo la evolución de su hermanito a través de esas imágenes. También ayuda mostrarle fotografías del embarazo de su mamá cuando lo estaban esperando a él, y de sus momentos de bebé, contándole como fueron esos tiempos, los cuidados que requería, anécdotas.
Es probable que la mamá esté más cansada, que sufra cambios de humor, y que, a veces, se encuentre en dificultades para atender como antes a su pequeño. Esto también es importante conversarlo con el niño, para que pueda comprender el cambio que está viviendo su mamá, y lo que éste implica para ella.
Cuando la panza esté más grande, se lo puede incentivar a que hable con su hermanito, que, para este tiempo, es probable que, incluso, ya tenga el nombre elegido. Contándole que el bebé escucha las voces desde allí dentro, el niño se sentirá feliz de hablarle o cantarle sus canciones preferidas.
Por supuesto, la llegada del bebé va a producir el mayor cambio, y es una buena idea informarle al niño lo que va a ocurrir: una nueva personita, indefensa, que probablemente llorará mucho y a cualquier hora, y que va a requerir atenciones, pronto se hará presente en el hogar. Los papás pueden contarle, también, como lo cuidaban a él cuando era un bebé pequeño.
Es importante respetar los tiempos del niño y el nivel de curiosidad que experimenta. No es necesario hablarle todo el tiempo del bebé que va a llegar, sino hacerlo moderadamente, y en la medida que él vaya preguntando.
Es probable que aparezcan los celos, pero el haber hablado claramente con él, integrándolo a este momento, podrá ayudar a que el cambio no sea tan difícil. Y pronto habrá dos amigos inseparables correteando por las habitaciones de la casa.